Millones de personas salieron a las calles de centenares de ciudades de todo el mundo para impedir una guerra contra Irak y rechazar los argumentos del gobierno de EEUU. La jornada mundial contra la guerra fue seguida con mayor o menor intensidad en todos los continentes, pero destacó la multitudinaria manifestación de Roma. Una gran pancarta con el lema «No a la guerra sin un si y sin un pero» abrió la manifestación, de 10 kilómetros de largo, en la que participaron conocidos artistas como Roberto Benigni y Nani Moretti. Mientras que los italianos rechazaban la posición del primer ministro Silvio Berlusconi, uno de los gobernantes europeos que apoyan a Bush, cerca de medio millón de alemanes, según la policía, respaldaron en Berlín la política del canciller Gerhard Schroeder.
Convocada por más de cuarenta organizaciones, la manifestación de berlín, en la que participó el propio Schroeder a título personal, fue la más multitudinaria en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. Como Berlusconi, el primer ministro británico, Tony Blair, recibió una contundente respuesta popular por su postura en la crisis iraquí, ya que más de un millón de personas tomaron el centro de Londres para expresar su repudio a una guerra contra Irak. El Gobierno francés, recibió el respaldo de las personas que desfilaron en París bajo el lema «No a la guerra contra Irak. Justicia, paz y democracia en el Oriente Medio».
En numerosas ciudades las protestas pacifistas se concentraron frente a la representaciones diplomáticas de EEUU, como ocurrió con centenares de manifestantes en la delegación estadounidense en Tokio o de Asunción, y varios país centroeuropeos, en los que las protestas tuvieron escaso eco, igual que en Moscú. El régimen iraquí aprovechó la jornada pacifista para organizar marchas multitudinarias de homenaje a Husein, quien recibió el respaldo de miles de personas que se echaron a la calle en la mayorías de las capitales árabes para sumarse a la protesta mundial.