EUROPA PRESS-BRUSELAS
El primer desplante de los tres países pareció quebrar su unión ya que únicamente Francia y Bélgica ejercieron ayer su derecho al veto contra el procedimiento de silencio que sometió el secretario general de la ONU, George Robertson. En su carta de ruptura, los embajadores francés y belga explicaban que un visto bueno a los planes de asistencia solicitados por Washington a mediados de enero supondría entrar en «en la lógica de una guerra» y una decisión «prematura».
El tercero en la discordia, Alemania, presentó su veto durante la sesión del Consejo Atlántico que se inició a las 10:30h. Ante la negativa de los tres países, Turquía invocó el artículo 4 por primera vez en la historia de la OTAN al explicar que consideraba que tenía una «amenaza potencial» de su vecino Irak.
Con ello, Ankara pretendía lograr el visto bueno de estos tres países sin la tutela de Estados Unidos. El embajador turco argumentó que su país esperaba que los aliados asumieran sus «obligaciones colectivas» y recordó que los turcos tienen un vecino con armas de destrucción masivas.
Sin embargo, París, Berlín y Bruselas mantuvieron su posición y únicamente se mostraron de acuerdo en iniciar las consultas que se derivan de la activación de este artículo. A raíz de ello, fuentes diplomáticas turcas exigieron al resto de socios de la OTAN que adoptaran los planes defensivos propuestos por Estados Unidos «de forma inmediata» ya que, en caso contrario, Ankara pediría la ayuda de manera bilateral.
La segunda reunión del Consejo Atlántico escenificó de nuevo la falta de consenso, lo que llevó a Robertson a alertar sobre las «enormes consecuencias» a las que se enfrenta la OTAN si continúa la actual situación. Robertson pretende lograr el visto bueno de los discrepantes con la táctica del agotamiento ya que convocó para hoy una nueva reunión.