El temor de que se cometan nuevos atentados coincidiendo quizá con la semana de peregrinación a la Meca a mediados de febrero, movió ayer al Gobierno de EEUU a colocar en «alto» el nivel de alerta terrorista. El anuncio fue hecho oficialmente por los secretarios de Justicia y de Seguridad Nacional, John Ashcroft y Tom Ridge, en coordinación con el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller. Aunque no dieron detalles sobre los «informes de inteligencia» que han llevado al Gobierno a incrementar el nivel de alerta de «elevado» a «alto», sí se subrayó que hay indicios de que la red Al Qaeda está intentando realizar atentados tanto dentro como fuera de EEUU, quizá contra «edificios de apartamentos u hoteles».
Al hacer el anuncio oficial, Ashcroft dijo que las amenazas han sido corroboradas por «distintas fuentes» y que podrían llevarse a cabo «a mediados de febrero». Esta fecha tiene que ver con el comienzo del «Haj», la sagrada peregrinación anual a La Meca (Arabia Saudí) que comienza el domingo y termina a mediados de febrero.
Según Ashcroft, los últimos atentados contra un hotel en Mombasa (Kenia) y contra una discoteca de Bali (Indonesia) demuestran que Al Qaida tiene especial interés en atacar a ciudadanos civiles indefensos en instalaciones poco vigiladas. Las autoridades hicieron un llamamiento a la población para que permanezca alerta ante estas amenazas e informen inmediatamente a la policía sobre cualquier actividad que pueda resultar sospechosa.
En este sentido, Ridge dijo que la población debe estar «preparada para emergencias», pero no dio más detalles respecto a la naturaleza de esas emergencias. Sí se indicó que el virtual nuevo atentado que podría estar tramando Al Qaeda podría incluir la utilización de armas químicas, biológicas o radiológicas.
Al hacer pública la advertencia, Ashcroft subrayó que los informes que tienen en su poder indican reiteradamente que Al Qaeda puede atentar contra objetivos económicos. El temor a nuevos ataques terroristas en suelo norteamericano sembró ayer de preocupación las bolsas de Wall Street, que cerraron la jornada prácticamente en los niveles más bajos de toda la sesión.