Corea del Norte hizo pública ayer su decisión de expulsar a los inspectores de la Agencia Inter nacional de Energía Atómica (AIEA), así como su intención de reactivar una fábrica de tratamiento que puede producir plutonio, haciendo así crecer las tensiones en el marco de la crisis sobre el programa norcoreano. Asimismo, el presidente de Corea del Sur, Roh Moo-Hyun, amenazó a Corea del Norte con suspender su política de acercamiento si Pyonyang persiste con la reactivación de su programa nuclear militar, a pesar de las inquietudes manifestadas por la comunidad internacional.
La agencia oficial norcoreana, KCNA dio a conocer estas decisiones quince días después de haber anunciado que Corea del Norte había decidido reemprender su programa nuclear, congelado desde hace ocho años en virtud de un acuerdo con Estados Unidos, y una semana después de que los norcoreanos retirasen los controles colocados por la ONU en instalaciones nucleares.
«Dado que los inspectores no tienen motivo alguno para permanecer de forma permanente en nuestro país, el Gobierno ha decidido expulsarlos», según informó Pyongyang en una carta dirigida hoy al director general de la AIEA, Mohamed El Baradei, recibida en Seúl y citada por la agencia KCNA. Estados Unidos advirtió de que no negociará «bajo amenazas», después de que Corea del Norte anunciase que expulsará a los últimos inspectores de la ONU y reabrirá una instalación nuclear que puede ser usada para producir armas.«Estados Unidos no negociará (con Pyongyang) bajo amenazas y compromisos incumplidos», dijo a los periodistas Claire Buchan, una portavoz de la Casa Blanca.