El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha dado órdenes al Ejército para que lleve a cabo una «extensa y amplia operación» en represalia por el atentado suicida palestino que ayer se cobró las vidas de once civiles en Jerusalén, a la vez que anulaba el último acuerdo de retirada de Belén. La orden fue impartida en una reunión de emergencia que Sharon celebró con los miembros del Gabinete reducido para asuntos de seguridad y altos mandos militares, tras el atentado de ayer por la mañana.
Diez israelíes y un ciudadano de nacionalidad rumana fallecieron cuando un terrorista suicida del Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS) hizo estallar un potente artefacto dentro de un autobús que hacía el trayecto entre un barrio periférico de Jerusalén, Kiriat Menahem, y el centro de la ciudad. También resultaron heridas a causa de la explosión alrededor de cuarenta personas, casi una decena de ellas en estado grave. Fuentes militares dijeron que si se confirma la información sobre la identidad del suicida, la ofensiva militar tendrá como objetivo el distrito de Belén, de donde procedía. La Policía israelí identificó al terrorista como Nahel Abu Hilal, de 23 años y procedente del campo de refugiados de El Jader, al sur de Belén.
Su padre, Azmi, y uno de sus hermanos fueron arrestados por el Ejército después de que el primero dijera a la prensa que «alababa a Dios» por la acción de su hijo. En un comunicado, el brazo armado de HAMAS afirma que éste ha sido «el quinto acto de venganza por la muerte de Salah Shahade», su máximo dirigente, que resultó muerto en un bombardeo aéreo israelí el pasado 23 de julio en Gaza, en el que también fallecieron trece civiles.
Mientras algunos ministros israelíes exhortaban ayer a ocupar de nuevo el distrito de Belén, otros consideraron más apropiado «castigar» las infraestructuras «terroristas» en la franja de Gaza, bastión de HAMAS. «El terrorismo palestino tiene una jerarquía, hay unas infraestructuras que lo mueven y que lo financian», dijo el titular de la cartera de Medio Ambiente, Tzaji Hanegbi. Hanegbi agregó que «todos estos sistemas se mueven gracias a un engranaje que está en la franja de Gaza». Ante la amenaza de una nueva invasión, las distintas órdenes religiosas en Belén han cerrado la Basílica de la Natividad, a fin de impedir una situación como la que se dio entre abril y mayo.