En la sede de la ONU, el Consejo de Seguridad celebraba un debate público sobre la crisis con Irak. Entre los países con derecho a veto del Consejo de Seguridad, Francia y Rusia siguen resistiéndose al intento estadounidense de aprobar una nueva resolución más dura contra Irak que establezca la realización de inspecciones de armas de destrucción masiva sin ninguna limitación. Por otro lado, el presidente de EEUU, George W. Bush, lanzó ayer un nuevo aviso a Sadam Husein, pero también a la ONU y a los aliados reticentes, al firmar la resolución del Congreso que le autoriza a usar la fuerza contra Irak.
«Si Irak quiere evitar la acción militar de la comunidad internacional, tiene la obligación de probar el cumplimiento de todas las demandas del resto del mundo», señaló Bush al firmar el texto. Bush trató en ocasiones de mostrarse moderado, al asegurar que no ha decidido el uso de la fuerza y que espera no tener que hacerlo, pero no dejó de lanzar un mensaje claro a la ONU, donde varios miembros permanentes del Consejo de Seguridad no comparten el punto de vista de Washington.
«Ha llegado de nuevo la hora de que Naciones Unidas cumpla el propósito de su fundación, proteger nuestra seguridad común», afirmó. Bush también se refirió a los países, incluidos muchos aliados europeos de EE UU, que no entienden los argumentos de Washington, y dijo que «los que viven en la negación podrían tener que vivir con miedo». La resolución que Bush firmó fue aprobada por amplia mayoría la pasada semana por la Cámara de Representantes y el Senado, aunque en ambos casos un considerable grupo de demócratas se opuso al texto.
La resolución establece que un ataque militar a Irak sólo debe realizarse si el Gobierno certifica que se han agotado todas las posibilidades de solución diplomática. El texto autoriza al Gobierno a actuar al margen de la ONU, y requiere una notificación del presidente al Congreso antes de un ataque o en un margen de 48 horas después de iniciadas las operaciones. En otro orden, Bush afirmó que si Irak ataca a Israel habrá una respuesta apropiada del Estado hebreo, al término de una entrevista con Sharon.