Menos de cien días después de su investidura, el Gobierno de derechas holandés presentó ayer su dimisión, que no deberá tener mayores consecuencias sobre el proceso de ampliación de la Unión Europea. El Gobierno de Balkenende, investido el pasado 22 de junio, se convierte así en el más efímero de los gobiernos que se han sucedido a la cabeza de los Países Bajos desde la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro demócrata-cristiano, Jan Peter Balkende, tomó la palabra ante el Parlamento y atribuyó esta decisión, que nadie se esperaba que fuese tan inmediata, a la rivalidad radical entre los ministros de Economía y de Sanidad. «Para mi gran pesar, se ha instalado una crisis de confianza. He hecho todo lo posible para alcanzar una solución a este conflicto, pero no lo he conseguido», declaró Balkenende.
Para mayor ironía, los dos ministros, Herman Heinsbroek (Economía) y Eduard Bomhoff (Sanidad) pertenecen a la misma formación política, la lista Pim Fortuyn (LPF), que tiene el nombre del líder populista de derecha asesinado el pasado mes de mayo. La LPF es uno de los tres partidos que componen la coalición gubernamental en el poder en los Países Bajos, junto con los cristiano demócratas (CDA) y los liberales (VVD).
En las elecciones generales del pasado mes de mayo, la LPF se convirtió, ante el asombro general, en el segundo partido de los Países Bajos después del CDA y por delante del VVD. Sin líder, sin tradición, sin miembros experimentados, el partido nunca consiguió estabilizarse. La rivalidad abierta entre los dos ministros, y más generalmente las luchas draconianas en el seno de la LPF, se venían reflejando desde hace varios meses en la prensa holandesa, minando así el trabajo en el Gobierno.