Irak tiene planes para usar armamento químico y bacteriológico (no convencional) e intenta hacerse con el material y la tecnología necesarios para fabricar un arsenal nuclear, según el documento divulgado ayer por el Gobierno británico. El informe, de 55 páginas, expone los argumentos del Gobierno para defender la necesidad de tomar medidas contundentes contra el régimen del presidente Sadam Husein.
Compilado a partir de la información obtenida por los servicios secretos británicos, no aporta pruebas concretas pero sí presenta, según el Gobierno británico, un «cuadro más completo» de la amenaza y los peligros que representa el régimen de Bagdad. Según el documento, desde la salida de los inspectores de armamento de la ONU en 1998, Sadam Husein ha seguido adelante con la fabricación de armamento químico y bacteriológico y está dispuesto a usarlo incluso contra su propia población, en concreto contra la minoría chií en el sur del país.
La cadena de mando está perfectamente puesta al día y algunas de esas armas -agrega el informepueden usarse en un plazo de sólo 45 minutos una vez emitida la orden. Entre esas armas se encuentran hasta veinte misiles «Al Husein», que tienen un alcance de 650 kilómetros -suficientes para llegar a Israel- y a los que se puede dotar de cabezas químicas o bacteriológicas.
Además, Irak ha construido nuevas instalaciones para ensayar un nuevo misil de largo alcance capaz de recorrer mil kilómetros, lo que amenazaría a las bases en Chipre del Reino Unido, Grecia y Turquía, además de Israel y sus vecinos del Golfo. El informe denuncia también que Bagdad ha tratado «de adquirir en secreto tecnología y materiales» que pueden usarse en la producción de armamento nuclear.