El vicepresidente iraquí, Taha Yasín Ramadán, instó ayer en Amán a los árabes a atacar los intereses estadounidenses en Oriente Medio en caso de «agresión» de EE UU a Irak, en una nueva escalada en la guerra verbal entre ambos países.
«Nos enfrentamos a una agresión y pensamos que los agresores no sólo deben ser respondidos con la fuerza de los iraquíes, sino que también instamos a todo el pueblo árabe a que haga lo mismo en defensa de nuestra tierra», dijo Ramadán, uno de los asesores más radicales del presidente iraquí, Sadam Husein.
«Los árabes tienen todo derecho a defenderse. Y no sólo Irak, sino también todos los árabes, deben usar los medios a su alcance para combatir al enemigo y a sus representantes», advirtió, al tiempo que negó el presunto almacenaje por parte de Bagdad de armas de destrucción masiva en el que EE UU basa sus amenazas de ataque.
El llamamiento de Ramadán tuvo lugar poco antes de la reunión entre el vicepresidente iraquí y el rey Abdala II, que pidió que se redoblen los esfuerzos para una «solución adecuada» a la crisis, con el retorno a Irak de los inspectores de desarme de la ONU. Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, se pronunció a favor de dar una última oportunidad a la ONU para que resuelva el problema iraquí, al tiempo que advertía que será inevitable una acción contra el régimen del presidente iraquí Sadam Husein si ignora las disposiciones de las Naciones Unidas.
«Pienso que lo que hay que hacer es ocuparse de Sadam (Husein) a través de las Naciones Unidas», afirmó el primer ministro británico en un discurso ante el Congreso de Sindicatos (TUC) en Blackpool (oeste de Inglaterra).
Y agregó que «no puede haber nuevas condiciones, nuevos juegos, nuevas maniobras dilatorias, nuevos cuestionamientos de la autoridad de las Naciones Unidas» por parte de Bagdad.