La ejecución en Texas del mexicano Javier Suárez Medina causó indignación y consternación en México y obligó al presidente del país, Vicente Fox, a cancelar el viaje que tenía previsto hacer a Estados Unidos a fines de mes. Fox reaccionó con rotundidad y anunció que, en protesta por la ejecución, no irá a Texas, donde tenía previsto reunirse con su homólogo estadounidense, George W. Bush, y el gobernador del estado, Rick Perry, entre otras personalidades.
Autoridades, legisladores, organismos civiles, así como la Iglesia condenaron enérgicamente la ejecución de Suárez y criticaron a Estados Unidos por mantener un doble discurso en materia de derechos humanos. Suárez, asesino confeso de un policía antidrogas, fue ejecutado la noche del miércoles en la penitenciaría de Huntsville con una inyección letal pese a la lluvia de peticiones de clemencia mexicanas y extranjeras recibidas por las autoridades tejanas en los últimos días.