Uno de los primeros escándalos que protagonizó el recién cesado ministro alemán de Defensa, Rudolf Scharping, sucedió en el verano de 2001 en Macedonia y tuvo Mallorca como escenario principal, y el hecho estuvo a punto de significar su fin político. Scharping apareció en un reportaje fotográfico, de vacaciones en Mallorca, haciéndole carantoñas a su novia, la condesa Kristina Pilatti, justo cuando se estaba decidiendo la intervención de los soldados alemanes en la citada república balcánica, un momento crítico y de importancia para su país.
Para llegar a la Isla el ministro utilizó un avión del Ejército, acto que fue duramente reprochado ya que el motivo era totalmente privado y particular. A esto se sumaron las críticas acerca de los excesivos vuelos en aviones oficiales entre Berlín y Frankfurt en busca de la condesa, en unos momentos en que se suponía que había que ahorrar. Todo eso quedó en agua de borrajas el 11 de septiembre pasado, en que tuvo que dar explicaciones por esas idas y venidas, cuestión que quedó diluida entre la conmoción por los atentados en Estados Unidos. El mundo tenía otras preocupaciones.