El presidente estadounidense, George W. Bush, sabía dieciseis días antes de vender sus acciones de la empresa petrolera Harken Energy Corporation que ésta atravesaba dificultades financieras, según publicó ayer el diario «The Washington Post».
Cuando era miembro del consejo directivo y consultor de Harken, Bush recibió un informe semanal de la compañía sobre las perspectivas financieras de sus filiales, según un documento interno obtenido por el Centro para la Integridad Pública (Center for Public Integrity).
Hasta el momento, el presidente estadounidense sostuvo que había vendido sus acciones únicamente para reembolsar unos préstamos. Un responsable de la Casa Blanca precisó que Bush creía que la compañía iba a registrar una pérdida de casi nueve millones de dólares durante el segundo trimestre de 1990.
En realidad, la compañía perdió 23 millones de dólares en ese período. El anuncio de esas fuertes pérdidas provocó un derrumbe estrepitoso de las acciones de Harken. El mandatario insiste en que desconocía estas informaciones y le sorprendió la magnitud de las pérdidas de Harken.
La Comisión estadounidense de Operaciones Bursátiles (SEC) abrió una investigación sobre la venta de acciones de Harken en 1990, que le dio un beneficio de casi un millón de dólares, pero concluyó que no cuenta con los elementos necesarios para iniciar un proceso. Por otro lado, sólo uno de cada tres estadounidenses cree que las propuestas de George W. Bush para combatir el fraude empresarial son suficientemente duras y sólo la mitad considera que el presidente actuó correctamente como empresario. Así lo reflejan varias encuestas difundidas ayer, que también ponen de manifiesto la desconfianza general de la población hacia los ejecutivos de grandes compañías.