Tras los numerosos fallos de seguridad el presidente George W. Bush iba a anunciar la pasada madrugada la creación de un nuevo departamento (ministerio) en el Gobierno de EE UU para coordinar la seguridad interna frente a atentados convencionales y con armas de destrucción masiva. La decisión representa la mayor reestructuración del Gobierno desde hace 50 años, pero supondrá también un quebradero de cabeza ya que las competencias de seguridad están ahora repartidas en un centenar de agencias y oficinas oficiales.
Bush se debía dirigir al país en una intervención televisada, en la que anunció la creación de un nuevo Departamento de Seguridad Nacional, que tendrá el mismo rango que los demás departamentos (ministerios) del Gobierno. Tras los atentados del 11 de septiembre, Bush creó una Oficina para la Seguridad del Territorio Nacional, cuyo responsable, Tom Ridge, no es miembro del Gobierno y ha tenido que apaciguar las rencillas entre las diferentes agencias y departamentos responsables de la lucha antiterrorista.
Las misiones del nuevo departamento serán cuatro: preparación y respuesta a emergencias; transporte y seguridad fronteriza; protección de infraestructura y análisis de inteligencia, y prevención de atentados con armas biológicas, nucleares o químicas. Su responsable será con toda probabilidad Ridge, ex gobernador de Pensilvania, quien tendrá que ensamblar una entidad nueva a partir de un rompecabezas de agencias y oficinas oficiales.
El nuevo departamento asumirá el control del Servicio Secreto, la Guardia Costera, el Servicio de Inmigración y Naturalización, el Servicio de Aduanas, la Patrulla Fronteriza y la recién creada Agencia de Seguridad en el Transporte. El FBI (encargada de la lucha antiterrorista) y la CIA (espionaje exterior) no sufrirán cambios, pero el nuevo departamento tendrá una unidad de análisis de amenazas e inteligencia que condensaría los datos recogidos por ambas agencias.