La Cabilia argelina se encontraba paralizada y en estado de revuelta en vísperas de las legislativas, que en esta región serán boicoteadas respondiendo al llamamiento de los comités de tribus y aldeas y de dos partidos de mayoría bereber. Tizi-Uzu es una ciudad muerta, con los comercios, bares y restaurantes cerrados, la mayor parte de sus habitantes recluidos en sus casas y una presencia policial que no da abasto para contener los enfrentamientos con miles de manifestantes en protesta por unos comicios tildados de mascarada electoral.
Todas las vías de acceso a la ciudad están cortadas al tráfico por jóvenes indignados que han derribado árboles y erigido barricadas con los más diversos objetos, incluidos algunos automóviles calcinados. Algunos exhiben los restos de las urnas que incendiaron al invadir las «dairas» (alcaldías) y asambleas comunales, desbordando a la policía que trataba de defenderlas. En esta ciudad y en Bujía, la capital de la pequeña Cabilia, el ambiente linda entre la revuelta y la insurrección, y corre el rumor de que el Ejército se hará cargo hoy de la protección de las urnas. «Si el Ejército entra en la Cabilia y se une a la policía y la gendarmería será la guerra, porque estamos dispuestos a incendiarlo todo», dice exaltado uno de los portavoces del comité local de tribus y aldeas.
Los argelinos acudirán hoy a la urnas para renovar su Asamblea Nacional (Parlamento). Los últimos sondeos publicados en la prensa revelan que el Frente de Liberación Nacional (FLN), antiguo partido único dirigido por el jefe de Gobierno, Ali Benflis, podría convertirse en la mayor fuerza política de Argelia en estos comicios. Las primeras elecciones legislativas pluralistas de la historia de Argelia se celebraron en 1991 pero fueron anuladas tras la primera vuelta, ante la victoria masiva lograda por el principal partido integrista del país, el Frente Islámico de Salvación (FIS), actualmente proscrito.