El líder del derrocado régimen afgano Talibán, el mulá Mohamed Omar, amenazó a Washington con llevar la guerra de Afganistán «a la Casa Blanca» y dijo que la contienda «no ha terminado, sino que acaba de empezar», en unas declaraciones que publicó ayer el diario árabe «As Sharq Al Awsat». En la entrevista, la primera que se publica con el mulá Omar desde que su régimen integrista islámico fue derrocado en noviembre pasado, el dirigente talibán asegura que su aliado, el millonario saudí Osama Bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda, «sigue vivo».
«El jeque Bin Laden no ha muerto, sigue vivo y su muerte es un asunto que sólo está en las manos de Dios», afirma el mulá Omar al referirse al líder del grupo acusado de cometer los atentados del pasado 11 de septiembre contra Nueva York y Washington. También justifica esos atentados contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington por la «política injusta» de Estados Unidos respecto al Islam y su postura parcial a favor de Israel en el conflicto con los árabes. Mientras, la propagación de la misteriosa enfermedad que sufren los soldados británicos en Afganistán alcanzó ayer niveles alarmantes, con 38 afectados, y se teme que se extienda rápidamente.
El ministerio de Defensa informó de que el número de enfermos aumentó ayer en al menos 22 personas e indicó que todos los afectados excepto uno son personal médico militar que trabajaba en el «34 Field Hospital», en Bagram, al norte de Kabul. El contagio de ese único soldado, que fue repatriado ayer mismo al Reino Unido en estado grave, despertó gran preocupación en el Ministerio de Defensa ante la posibilidad de que la enfermedad se haya extendido a la base militar británica en Afganistán. Las investigaciones para descubrir el origen de la enfermedad, cuyos síntomas se corresponden con los de una afección febril intestinal, continuaron ayer sin resultados.