Los trece presuntos terroristas fueron conducidos a Chipre, 26 activistas trasladados a la franja de Gaza y otras 84 personas fueron puestas en libertad tras pasar controles de identidad, tal como había sido acordado. Los servicios de seguridad estadounidenses decomisaron las armas de fuego y los artificieros israelíes neutralizaron los explosivos que fueron dejados dentro de la basílica.
El cierre de este último capítulo de la campaña 'operación muro de defensa' podría suponer el prólogo de otra ofensiva contra la franja de Gaza, a pesar de que al autor del último atentado suicida fuera un ciudadano de Jenín sin ninguna conexión con la Franja. En todo caso, el Ejército ha decidido de momento aplazar la operación debido a las «filtraciones» que han acabado con el factor sorpresa.
La retirada de Belén y Beit Yala resultó posible gracias a la aplicación del acuerdo que resolvía el asedio de la iglesia de la Natividad. Tal como estipula éste, 13 presuntos terroristas salieron uno por uno y fueron conducidos por agentes de los servicios de seguridad estadounidenses al aeropuerto de Tel Aviv. De aquí fueron a su vez conducidos en un avión de las Fuerzas Aéreas Británicas al aeropuerto de Larcana en Chipre, donde permanecerán bajo custodia policial hasta que el lunes el Consejo de Asuntos Generales de la UE decida los países que van a acogerlos.
Un total de 26 militantes de las diferentes organizaciones radicales pero sin antecedentes penales fueron trasladados a la franja de Gaza, donde según el acuerdo habían de ser detenidos. Sin embargo, a su llegada al paso fronterizo de Erez, el comandante de las Fuerzas de Seguridad Nacional palestinas que se hacía cargo de ellos, Salem Dardona, aseguró que «han llegado a otra parte de Palestina, y seguirán siendo libres en su patria, donde no serán arrestados ni juzgados».
Las otras 84 personas "entre civiles, religiosos y policías- fueron puestas en libertad tras practicárseles un control de identidad y, en algunos casos, el pertinente interrogatorio. Mientras, Israel se reserva el derecho a solicitar la extradición de los trece palestinos considerados «terroristas» y que han sido trasladados a Chipre, según indicó ayer el ministro israelí de Exteriores, Simón Peres. En visita oficial a Roma, Peres reiteró la posición oficial de su Gobierno de que los activistas palestinos son «terroristas con las manos manchadas de sangre» y que por ello deben responder ante la justicia de Israel.
«Nadie nos ha pedido garantías de que íbamos a renunciar a intentar su extradición, ni las hemos dado», subrayó. Por este motivo solicitó que los palestinos deben ser «vigilados de cerca», y en caso de que sean puestos en libertad, Israel intentará que sean procesados en este país.