El candidato de la extrema derecha a la segunda vuelta de las elecciones francesas, Jean-Marie Le Pen, denunció ayer la existencia de un complot institucional y político en su contra de carácter «totalitario» durante la campaña electoral, y la «gigantesca operación de fraude electoral» que, a su juicio, se prepara para los comicios de mañana. «Expresaremos nuestras objeciones si las condiciones objetivas del escrutinio son anormales», señaló Le Pen, durante su última rueda de prensa antes de las elecciones, afirmando que, «gane o no», siempre «se someterá al veredicto de los electores franceses».
«Nos esperamos un enorme fraude», declaró en varias ocasiones el candidato del Frente Nacional desde la sede de su partido. Le Pen enumeró una serie de incidentes a los que calificó de «pequeñas trampas». Le Pen se quejó de la mala calidad de las papeletas de voto con su nombre, de las papeletas que, según él no han sido distribuidas entre los electores, de los colegios electorales que no ofrecerán papeletas con su nombre y de la intimidación a la que se verán sometidos sus partidarios en los colegios, especialmente en los municipios de mayoría comunista.
También invitó a los periodistas a mostrarse «vigilantes» sobre «los métodos que serán utilizados para hacer fracasar la voluntad del pueblo». El presidente del Frente Nacional también criticó vivamente la campaña de la segunda vuelta, denunciando «la histeria orquestada por la totalidad de las grandes instituciones». «Un clima totalitario se ha instalado en el país, propicio para una verdadera violación del pueblo», señaló Le Pen, calificando la campaña de la oposición de «una explosión de odio, insultos y llamamientos a la violencia» contra él y su movimiento.
«Estoy aquí porque los franceses lo han decidido, el resto es terrorismo, manipulaciones y mentiras», afirmó Le Pen, pidiendo a sus partidarios «coraje desde la soledad de las cabinas». Aunque afirmó que no sería «ninguna sorpresa obtener el 51%» de los votos mañana, reconoció que hacerse con el 25% de los sufragios «sería extraordinario, teniendo en cuenta que todas las instituciones, que todas las fuerzas políticas, culturales, sindicales y religiosas están en contra nuestra». Por su parte, el presidente saliente francés, el conservador Chirac, acusó ayer a la extrema derecha de querer «alimentar un rechazo respecto a la democracia» cuando predica el abandono del euro y la salida de Europa.
Mientras, el resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia parece haber hecho cambiar de opinión a los franceses, que ahora se muestran dispuestos a acudir en masa a las urnas mañana para votar por el candidato neogaullista, según el último sondeo realizado por Ipsos y dado a conocer hoy por el diario 'Le Figaro' y la emisora Europe 1. De acuerdo con esta encuesta, realizada el pasado martes, entre el 75 y el 82% de los consultados votará por Chirac el domingo, mientras que entre el 18 y el 25% asegura que lo hará por el presidente del Frente Nacional.