La presencia del ultraderechista candidato a la presidencia de Francia Jean-Marie Le Pen en el Parlamento Europeo causó ayer un tumulto de tal envergadura en la sala de prensa y los pasillos de la institución que, a petición del propio Le Pen, la comparecencia prevista ante los medios de comunicación fue suspendida. Asimismo, durante el pleno, que debatía la situación de Oriente Próximo con la presencia del ministro de Exteriores, Josep Piqué, Le Pen arremetió contra Solana, culpándole de la falta de acción en la zona del conflicto. Las instalaciones de la Eurocámara en Bruselas se llenaron de cientos de informadores y numerosos eurodiputados, asistentes, funcionarios y todo tipo de becarios. Algunos de ellos exhibían pancartas, pegatinas y panfletos en los que se podía leer «No al racismo», «Le Pen a la mierda» o «Anti Liga Nazi».
Aduciendo que la rueda de prensa estaba siendo utilizada para dar una «imagen negativa» del líder de la ultraderecha gala, el número dos del Frente Nacional, Jean Claude Martínez, comunicó la decisión de Le Pen de no comparecer. Los problemas se incrementaron cuando, a la salida de la sala de prensa pero aún dentro del Parlamento Europeo, otro grupo de manifestantes se abalanzó con tartas sobre Martínez. Los servicios de la Eurocámara aseguran que las normas de seguridad fueron escrupulosamente respetadas, por lo que no tienen lugar las acusaciones de los portavoces de FN de que son los culpables, al no garantizar su seguridad, de que Le Pen no pudiera explicarse ante la prensa internacional.
Sus colaboradores repartieron sus «propuestas», bajo el título «Para una Europa de las patrias renegociemos los tratados». En este documento reclama la supresión del euro, un referéndum para restablecer la superioridad de las leyes francesas sobre los tratados europeos, renegociar la contribución francesa al presupuesto comunitario o el reajuste de las ayudas regionales. En materia de política europea de defensa, pretende el rechazo de la reintegración de Francia en la OTAN, y respecto a la ampliación rechaza la entrada de Turquía en la UE y solicita el mantenimiento de los acuerdos de asociación con los PECOs.
Por otro lado, el primer ministro británico, Tony Blair, calificó de «repugnantes y racistas» las políticas de Jean-Marie Le Pen, criticando además su «nacionalismo intolerante». El primer ministro señaló que «es de vital importancia que la gente que crea en la democracia luche contra este nacionalismo de mente cerrada en todos los niveles, tanto políticamente, como culturalmente». Asimismo reconoce que el abandono de la vida política del primer ministro, el socialista Lionel Jospin, desfavorece la posición del Reino Unido en la Unión Europea, ya que pierde su apoyo. No obstante señala que el Reino Unido continuará teniendo un papel de liderazgo en los Quince.