El Ejército israelí continuó bombardeando el campo de refugiados de Jenín por tercer día consecutivo, después de que trece soldados murieran en una emboscada. Además, las excavadoras arrasaban varios edificios, entre cuyos escombros podrían haber quedado atrapadas varias personas. Al menos 150 palestinos podrían haber fallecido durante los últimos tres días de enfrentamientos en el campo de refugiados de Jenín, que continuó siendo castigado por los misiles de helicópteros y obuses de tanques, una vez que las unidades de infantería avanzaron por sus estrechas callejuelas, encontrando más resistencia de la esperada después de dos días previos de intensos bombardeos, en los que llegaron a participar los cazas F-16. El Ejército impide la entrada de ambulancias y periodistas, y ayer anunció que no dejará sacar a los muertos y heridos del campo de refugiados.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, anunció que la ofensiva militar continuará en Cisjordania, poco después de que el Ejército reconociera que 13 reservistas murieron ayer en Jenín y 7 fueran heridos en una emboscada tendida por la resistencia palestina. Sharon, visiblemente indignado, advirtió que «la ofensiva en los territorios proseguirá hasta que eliminemos las infraestructuras terroristas». «La lucha en las calles de los territorios continuará de acuerdo a la decisión del Gobierno, hasta que lleguemos a eliminar la infraestructura del terror, para que después podamos entrar al proceso político», manifestó el primer ministro.
Un comunicado del Ejército aseguró que la emboscada se produjo «a primeras horas de esta mañana (ayer)» y que incluyó «el uso de explosivos que fueron detonados contra los soldados, además de disparos realizados desde los tejados de los edificios cercanos». Fuentes oficiales palestinas aseguran que la celada contra las tropas israelíes la prepararon jóvenes palestinos. Dirigentes palestinos han denunciado que el Ejército está llevando a cabo «una masacre» en Jenín, donde la mayoría de la población -unas 15.000 personas- se resiste a abandonar sus casas pese a los bombardeos de helicópteros y disparos de artillería. El propio ministro israelí de Exteriores, Simón Peres, ha calificado de «masacre» la operación del Ejército israelí en Jenín según indicó el diario israelí 'Haaretz'.