Los precios del petróleo siguieron subiendo ayer con fuerza en el mercado de Londres. El barril de crudo Brent para mayo, el de referencia para los países europeos, avanzaba 1'75 dólares y se situaba en 27'67 dólares. Este precio no se alcanzaba desde el 17 de septiembre pasado, seis días después del ataque contra Estados Unidos. El alza del crudo coincide con la crisis en Oriente Próximo y que se ayer se vio sacudido por las declaraciones procedentes de Irán e Irak. El representante de Irak ante la organización de la Liga Àrabe, Mohsen Jalil, pidió que los países árabes impongan un boicot petrolero a EE UU, suspendan sus relaciones diplomáticas con Israel y «suministren armas de todo tipo a los palestinos a través de los territorios de Egipto y Jordania».
Irak e Irán, dos de las grandes riquezas petroleras del mundo, han emprendido una campaña para alentar a los países productores a utilizar el crudo como factor de presión, aunque esa propuesta no ha encontrado eco, hasta el momento, entre los ricos Estados de la península Arábiga, la mayoría de ellos aliados estratégicos de EE UU.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) informó ayer de que no ha recibido aún ninguna propuesta de boicot a los suministros de crudo, pero no descartó que la iniciativa pueda llegarle, mientras la Unión Europea ha advertido a los árabes que esa medida «no va a ayudar a la situación».
Por su parte, el ministro de Economía español, Rodrigo Rato, admitió ayer que el precio del petróleo registra «tensiones» derivadas del conflicto en Oriente Próximo, pero consideró que este factor no va a impedir la recuperación de las economías de EE UU y la UE. Rato subrayó que, aunque las «tensiones» en los precios energéticos pueden aumentar, «no son suficientes» para afectar significativamente a las principales economías de la OCDE, asentadas, a su juicio, en bases estables.