Alrededor de tres millones de italianos, según fuentes de la organización, 500.000 según la Prefectura, invadieron ayer las calles de Roma para respaldar la manifestación convocada por el sindicato CGIL, de Sergio Cofferati, para protestar contra la política social del primer ministro, Silvio Berlusconi, y contra el terrorismo, tras el último atentado perpetrado por las Brigadas Rojas. Los manifestantes comenzaron a llegar a Roma en más de 4.500 autobuses procedentes de toda Italia e iniciaron el desfile sin que se produjeran incidentes, pero con un fuerte dispositivo de seguridad, por las calles de la capital, hasta finalizar en el Circo Massimo, cercano al Coliseo.
Finalizado el recorrido por el centro histórico de la Ciudad Eterna, el líder de la CGIL, Sergio Cofferati, se dirigió a los manifestantes, recordando en primer lugar la figura del economista Marco Biagi, la última víctima de las Brigadas Rojas, y aseguró que la movilización multitudinaria «es la respuesta más eficaz contra el terrorismo». «El terrorismo ha vuelto a golpear y lo ha hecho en un momento especial. El terrorismo intenta perturbar las relaciones sociales, porque no se nos olvida el momento preciso en el que se produjo el asesinato», afirmó Cofferati. «Nuestra respuesta a estos criminales es fuerte y democrática. Nuestra respuesta sois vosotros», añadió, siendo aclamado por un fuerte aplauso.
Asimismo, Cofferati se mostró preocupado por la economía y el empleo, afirmando que «una parte importante de las dificultades actuales se deben a políticas ineficaces para mantener el crecimiento y que incluso favorecen la recesión». Según Cofferati, la economía italiana ha sufrido un brusco retroceso, más fuerte que la coyuntura internacional. «Se corre el riesgo de la interrupción del ciclo positivo conseguido en los años pasados de saneamiento. La economía había vuelto a crecer, el trabajo se había convertido en un objetivo alcanzable para la gente joven, incluso en el sur. El retroceso nos preocupa», añadió.