Otra muestra clara de esta tendencia fue la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de una resolución en la que se exige por primera vez claramente y sin rodeos la constitución de un Estado Palestino, petición que contó con el respaldo incluso de Estados Unidos y Gran Bretaña, hasta ahora muy reacios a molestar a Tel Aviv. En conferencia de prensa, Annan afirmó que es imposible considerar «legal» la manera en que el ejército israelí esta atacando zonas civiles palestinas, disparando sobre ambulancias o prohibiendo el acceso del personal sanitario para tratar a los heridos.
La resolución fue aprobada por 14 votos a favor, ninguno en contra y la abstención de Siria, y su importancia, más allá del simbolismo que representa, radica en saber hasta que punto la institución y los países están dispuestos a llevar a la práctica. Annan confirmó que asistirá con un mensaje de paz a la próxima reunión de la Liga Arabe, que se celebrará a finales de marzo en Beirut. Esta reunión tiene una relevancia especial porque puede ser clave para el futuro de Oriente Próximo, al considerarse que el plan saudí que propone el reconocimiento del Estado de Israel si se retira a las fronteras anteriores a la guerra de 1967.
Mientras, el Ejército israelí ha intensificado sus ataques contra las ciudades y campos de refugiados en Cisjordania y Gaza, donde han muerto 40 palestinos desde el martes, en la víspera de la llegada a la zona del enviado de EE UU, Anthony Zinni. El emisario norteamericano tratará de que israelíes y palestinos alcancen lo antes posible una tregua, y en su agenda tiene previsto sentar a las partes para que apliquen un cese real de las hostilidades. «Ese tipo de operaciones van a continuar», resolvió ayer el Gabinete del primer ministro israelí, Ariel Sharon, tras una fuerte polémica entre éste y su ministro de Defensa, el laborista Benjamín Ben Eliezer, que exigía una inmediata retirada de Ramala ante la llegada de Zinni, hoy.
Son estas sangrientas operaciones las que más obstaculizan la misión del enviado especial, ya que los palestinos afirman que será imposible negociar con los tanques israelíes a las puertas de la oficina del presidente de la ANP, Yaser Arafat. Unos 150 vehículos blindados y tanques ocupan Ramala y los campos de refugiados cercanos desde la madrugada del martes, y han roto carreteras, destruido coches y demolido infraestructuras. Entre las víctimas de ayer se encuentran un oficial israelí y otro de la Fuerza presidencial de Arafat, dos milicianos palestinos y un fotógrafo italiano, Raffaele Ciriello, primer periodista que muere en la «Intifada de Al Aksa».
Ciriello, un conocido corresponsal de guerra que trabajaba de forma independiente para el diario «Corriere della Sera», recibió seis impactos de bala que soldados israelíes le dispararon desde un tanque, cuando cubría la toma del campo de refugiados de Kadura, próximo a Ramala. Fuentes médicas palestinas dijeron que Ciriello permaneció cerca de una hora desangrándose en el lugar de los hechos, ya que los blindados impidieron el paso de las ambulancias que trataban de evacuarlo. En ese mismo frente resultaron heridos en incidentes separados un fotógrafo francés y un periodista egipcio.