Inmediatamente después del anuncio realizado ayer tarde, helicópteros «Apache» bombardeaban instalaciones palestinas en la ciudad cisjordana de Tulkarem, y helicópteros acompañados por aviones F-16 lo hacían sobre Gaza capital, causando al menos dos heridos. En Ramala, tres palestinos, entre ellos un guardaespaldas del secretario general del movimiento Al Fatah, Maruán Barguti, murieron cuando su coche fue alcanzado por cohetes disparados por helicópteros «Apache», en lo que los palestinos consideran un nuevo «asesinato selectivo» perpetrado por el Ejército de Israel contra dirigentes del alzamiento.
La oleada de violencia no cesa, y desde que la madrugada del lunes un activista de las «Brigadas de Al-Aksa», brazo armado de Al-Fatah, matara a tres israelíes e hiriera a otros cuarenta en Tel Aviv, los incidentes armados tanto en Israel como en Cisjordania y Gaza se han sucedido a lo largo del día. A ese ataque siguió un atentado suicida en la ciudad norteña de Afula, reivindicado por el grupo integrista Yihad Islámica y que causó la muerte además de al atacante a un israelí y heridas a otros díez. La Fuerza Aérea israelí bombardeó después dependencias palestinas en la localidad de Jan Yunes, en la franja de Gaza, y en las ciudades cisjordanas de Ramala y Naplusa.
Por su parte, la resistencia palestina contra la ocupación militar israelí y contra los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza lanzó ayer tarde tres cohetes Kasam II contra la ciudad israelí de Sderot que, por primera vez desde su empleo por los palestinos, hirieron a tres personas, entre ellas dos niños. En una escalada de violencia sin precedentes, la oficina del primer ministro israelí, Ariel Sharon, anunció que el Gabinete de Seguridad decidió continuar con el cerco militar impuesto al presidente palestino, Yaser Arafat, confinado en Ramala desde el pasado 3 de diciembre. El Gabinete de Seguridad, que estuvo reunido durante varias horas en Jerusalén, acordó asimismo intensificar las operaciones militares contra las infraestructuras gubernamentales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Dichas decisiones fueron discutidas vehementemente entre los miembros de la derecha del gabinete, partidarios de reforzar aún más las acciones militares contra los palestinos, y los laboristas encabezados por el ministro de Exteriores, Simon Peres y el de Defensa, Benjamín Ben Eliézer, que defendieron la propuesta de levantar el cerco a Arafat, entre otras. Al concluir la reunión, Peres refirió que de haber sabido «que se llegaría a esta situación nunca hubiera entrado en la coalición que preside Ariel Sharon». En jefe de la diplomacia israelí agregó que «no tiene sentido acercar más los tanques a la oficina de Arafat ya que si el presidente palestino es irrelevante, no hay que seguir exigiéndole (que controle a sus milicias) y no importa que esté en Ramala o en otro lugar».
Y en Ramala, durante los funerales de cuatro niños y dos adultos muertos ayer por disparos de un tanque israelí, el secretario general del movimiento oficialista Al-Fatah en Cisjordania, Maruán Barguti, instó a la resistencia palestina a atacar a soldados israelíes en los puestos de control militar situados en los territorios palestinos. Cuando apenas queda respiro ya entre ataques y represalias, fuentes del Departamento de Estado de EE UU informaron de que el mediador Anthony Zinni podría regresar a la región próximamente a fin de rescatar a ambas partes de la espiral en la que se hallan envueltos.
Bush y Mubarak buscan una forma de frenar la creciente
espiral bélica
En un ambiente cada vez más complicado por el continuo
derramamiento de sangre, los presidentes de EE UU, George W. Bush,
y de Egipto, Hosni Mubarak, intentaron ayer buscar formas de frenar
la creciente espiral de violencia entre israelíes y palestinos. La
cumbre de la Liga Arabe en Beirut el 27 y 28 de marzo, en la que
podría estudiarse la iniciativa saudí de que el mundo árabe
normalice sus relaciones con Israel si este país vuelve a sus
fronteras de 1967 (es decir, se retira de Cisjordania, Gaza y parte
de Jerusalén), será otro de los asuntos que se discutieron.