El presidente Bush confirmó ayer la noticia publicada por el rotativo The Washington Post que aseguraba que el mandatario estadounidense mantiene listo un «Gobierno oculto», con un centenar de funcionarios que viven y trabajan en secreto, como medida de precaución ante posibles ataques terroristas. Bush, en unas declaraciones en Des Moines (Iowa), afirmó que «tengo la obligación ante el pueblo de EE UU de tomar todas las medidas para que, en caso de un ataque contra Washington, haya un Gobierno». El diario que, como es habitual en la prensa estadounidense, cita a jerarcas del Gobierno que no identifica, señala que la ejecución del «Plan de Continuidad de Operaciones» comenzó inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre y evoluciona sin plazo límite.
Los planes para que el Gobierno de EE UU siga funcionando aún ante un ataque enemigo se habían elaborado durante la Guerra Fría pero se activaron «ante los temores de que la red terrorista Al Qaeda pudiese, de alguna manera, obtener un arma nuclear portátil». Según los informantes del Post, «se cree que los riesgos son suficientemente grandes como para justificar los trastornos y el gasto que implican el Gobierno oculto».
Dentro de este mecanismo, algunos funcionarios de alta jerarquía, de cada uno de los ministerios y otras agencias «han comenzado a hacer turnos rotatorios en uno de los dos sitios fortificados secretos en la costa este de Estados Unidos». «La rotación es uno de los varios cambios hechos a fines de octubre o comienzos de noviembre, en sustitución de las directrices que Bush heredó de una línea de presidentes que se remonta a Dwight Eisenhower», en los años cincuenta, añadió.
Los funcionarios designados para esta tarea pasan «a actividad para tareas en las casamatas y viven y trabajan bajo tierra día y noche, lejos de sus familias», según el Post. Ahora establecido para un aprestamiento de larga duración «el Gobierno oculto ha enviado de vuelta a casa a la mayoría de los funcionarios de la primera tanda, reemplazándolos habitualmente cada 90 días». El equipo de funcionarios civiles en las casamatas y túneles asuma entre 70 y 150 personas, un número que fluctúa según las informaciones de los servicios de espionaje acerca de las amenazas posibles para la seguridad nacional de EE UU.