Mientras el «talibán estadounidense» John Walker Lindh llegaba ayer a EE UU para comparecer ante la justicia por conspirar con terroristas, el Pentágono ha decidido suspender temporalmente el traslado de presos a su base naval de Guantánamo (Cuba). «John Walker viene a Estados Unidos para recibir la justicia que se merece», afirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, que subrayó la pertenencia del detenido a la red terrorista Al Qaeda, a la que Washington responsabiliza de los atentados de septiembre.
Lindh, al ser estadounidense, no será trasladado a la base de Guantánamo, a donde el Gobierno de George W. Bush sólo lleva a extranjeros acusados de terrorismo. Fuentes militares dijeron que la suspensión de vuelos militares a Guantánamo es sólo temporal y que la próxima semana podría reanudarse la recepción de detenidos talibanes y de Al Qaeda a esa base, en donde ya hay 158 prisioneros en celdas al aire libre.
Esa decisión se debe fundamentalmente a la falta de espacio para albergar a esos detenidos, a los que EE UU califica de «peligrosos combatientes ilegales» y a los que niega el tratamiento de prisioneros de guerra definido por la Convención de Ginebra. «El presidente está satisfecho de que se esté dando (a esos prisioneros) el tradicional tratamiento militar digno y justo que da EE UU», afirmó Fleischer, que también informó de que Bush cree que «se les está dando un trato humano y justo coherente con la Convención de Ginebra».
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha rechazado las acusaciones de organizaciones humanitarias de que a los detenidos talibanes no se les están dando un trato humano, la misma sospecha que algunas fotos distribuidas por el mismo Pentágono han suscitado entre los países aliados. A nadie se le escapa que la decisión de suspender el traslado de presos afganos a Guantánamo se debe a las críticas recibidas.
Precisamente, el presidente del Parlamento Europeo, Patrick Cox, criticó ayer las condiciones de detención de los prisioneros afganos, las cuales calificó como una forma de tortura. «Uno puede preguntarse si las privaciones (de sus capacidades de escuchar, ver y moverse) no son una forma de tortura», declaró Cox a la radio francesa BFM, en alusión a las fotos de los detenidos publicadas en la prensa. «Hay que proteger los derechos de los prisioneros», subrayó el irlandés Cox, elegido el pasado 15 de enero a la presidencia del Parlamento Europeo.