El presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, tomó posesión ayer de forma provisional del Ministerio de Exteriores, en sustitución del dimitido Renato Ruggiero, con una expresa declaración pública de «europeísmo». Berlusconi asumió el cargo de ministro de Exteriores, tras una entrevista de una hora con el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, que previamente aceptó la dimisión de Ruggiero.
Ruggiero, independiente de 71 años, presentó su dimisión en la noche del sábado en medio de la polémica suscitada por sus críticas de «euroescépticos» a significativos ministros del Gobierno Berlusconi, dada su pasividad ante la puesta en circulación del euro. En la conferencia de prensa posterior al traspaso de poderes, el jefe del Ejecutivo italiano precisó que no tiene ninguna prisa por nombrar un nuevo canciller.
«Estaré en el Ministerio de Exteriores hasta que sea necesario. Por ahora no hay ninguna quiniela de posibles ministros», afirmó Berlusconi. El primer ministro también se mostró partidario de comparecer en el Parlamento para debatir sobre la situación creada tras la dimisión de Ruggiero y sobre la política exterior italiana.
Pero la mayor parte de su imprevista comparecencia ante la prensa la dedicó a hacer una declaración de europeísmo, con el objetivo de salir al paso de las críticas que ven en la salida de Ruggiero del Gobierno un paso atrás en el compromiso de Italia con el proceso de construcción europea. El hasta el sábado titular de Exteriores estaba considerado el más europeísta de los ministros italianos, en contrapeso a la corriente que vetó en un principio la orden de busca y captura europea o de la que pugna para que Italia no se sume al proyecto europeo de avión militar de transporte A400M.