Alrededor de 40 civiles murieron y otros 20 resultaron heridos ayer a causa de los bombardeos de aviones norteamericanos sobre la localidad de Naka, en la provincia de Paktia (este de Afganistán). Según los habitantes de las zonas tribales del norte de Waziristanhe, en la frontera afgana, el balance de víctimas es muy superior a los 25 civiles muertos y cuatro heridos ofrecido por la agencia Afghan Islamic Press.
«No hay ninguna justificación para este ataque aéreo, porque en nuestro pueblo no hay ningún talibán ni ningún miembro de Al Qaeda», declaró Abdul Samad, vecino de Naka. Otro habitante, Jalal Ahmad, precisó que, además de los 40 muertos, entre los cuales había mujeres y niños, los bombardeos estadounidenses destruyeron una treintena de casas y mataron varias cabezas de ganado. La agencia afgana había anunciado que cinco casas quedaron en ruinas, una de ellas propiedad de un comandante talibán, el mulá Tauhaw, que no estaba en su domicilio en el momento del ataque.
La semana pasada, aviones norteamericanos bombardearon un convoy, según sus propias afirmaciones, integrado por talibán y por miembros de Al Qaeda. Más de 65 personas murieron en ese ataque, calificado de error por los habitantes de la región, que aseguraron que se trataba de notables locales que acudían a Kabul a la toma de posesión de Karzai.