Un nuevo atentado palestino, en el que murió un suicida y resultaron heridas levemente otras seis personas, agravó ayer la crisis tras la ofensiva militar de Israel contra el dispositivo de seguridad del Gobierno de Yaser Arafat. De momento, ninguna organización palestina se responsabilizó del atentado, que se registró cuando el atacante, con un «chaleco explosivo» amarrado a su torso, cruzaba una calle en dirección hacia el hotel Metzudat David, antiguo Hilton, en Jerusalén.
Esta fue la primera reacción a los violentos bombardeos lanzados por la Fuerza Aérea israelí contra instalaciones de ocho organismos de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en los que murieron entre tres y cinco personas, según distintas fuentes palestinas, y resultaron heridas otras 150. En medios policiales se supone, por las características del atentado, que se trata de un suicida del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) o de la Yihad que logró burlar los controles impuestos a los palestinos que desean entrar a Jerusalén.
HAMAS se responsabilizó de los cuatro ataques del pasado fin de semana, tres de ellos en la noche del sábado en el centro de Jerusalén, y otro del domingo en un autobús de línea de Haifa. Tres suicidas causaron la muerte de unas treinta personas, entre ellas una trabajadora filipina, Rosalía Rías, de 42 años, cuyo cadáver era trasladado a su país para el entierro. La prensa israelí informa de que el primer ministro Ariel Sharon -cuyo Gobierno declaró ayer a la ANP como «una entidad que apoya al terrorismo» y por tanto «actuará en consecuencia»- ordenó dejar en suspenso la ofensiva y se comprometió ante el presidente estadounidense, George W.Bush, a que «no matará» a Arafat.
«Queremos ver qué impacto tienen estos bombardeos en la ANP», comentó un funcionario israelí mientras volvían a intensificarse las gestiones diplomáticas de EE UU y de la Unión Europea (UE) para apaciguar los ánimos y negociar un alto el fuego entre las partes. Fuentes militares israelíes afirmaban ayer estar «en el principio» de «unas operaciones que se prolongarán e intensificarán» y «dando (por ahora) señales» de lo que le vendrá a la ANP. La ofensiva comenzó el pasado lunes, tras el regreso de Sharon de una entrevista con Bush en Washington. Los contactos con las dos partes los conduce el general retirado estadounidense Anthony Zinni, y el enviado de la UE para el proceso de paz en Oriente, el embajador español Miguel Àngel Moratinos.