Osama Bin Laden instó ayer a los musulmanes de Pakistán a luchar contra «la cruzada de Occidente», en una jornada en que los talibán demostraron en el campo de batalla que están muy lejos de la derrota. Bin Laden lanzó su segunda llamada a la Yihad desde el comienzo de los ataques de EE UU a Afganistán a través de una carta recibida por la cadena de televisión qatarí Al-Yazira, en la que pide a los musulmanes paquistaníes que se unan a los 'muyahidin' (combatientes islámicos) afganos, y arremete contra el Gobierno de Islamabad. «Los musulmanes de Afganistán son asesinados, mientras que el Gobierno paquistaní se ha puesto a los pies de esta cruzada», aseguró Bin Laden en una nota que recoge su propia firma al final.
Al Yazira también anunció que unos mil 'muyahidin' paquistaníes que se encontraban en la frontera norte con Afganistán entraron ayer finalmente en este país para sumarse a las tropas talibán. Éstas acorralaron a la oposición en las montañas del norte de Afganistán, pese a la continuación de los bombardeos estadounidenses. El contraataque se produjo en las provincias de Balj y Samangán, en el frente de Mazar i Sharif, ciudad en manos talibán y que los opositores tratan de arrebatarles para asegurarse el control del norte del país.
Los masivos bombardeos estadounidenses contra las posiciones de Mazar i Sharif en la última jornada dieron confianza a las tropas del general de la Alianza del Norte Abdul Rashid Dostum, que atacaron a las avanzadillas talibán, quienes habían alcanzado hace días las inmediaciones del valle de Dara i Suf y de la guarida del líder uzbeko-afgano en Samangan. Sin embargo, se toparon con la fuerte resistencia talibán, que en menos de tres horas se transformó en una contraofensiva en toda regla que hizo replegarse a los opositores hacia el interior de esa provincia montañosa.
Pese a ello, representantes militares de la Alianza anunciaron otra vez para los «próximos días» una «ofensiva terrestre masiva» de sus fuerzas contra los talibán en los frentes de Mazar i Sharif y Kabul, en una operación coordinada con los comandos estadounidenses infiltrados en Afganistán. El alto mando de la Alianza ha evaluado planes de asalto a las dos ciudades, y considera viable el objetivo de tomarlas antes del Ramadán, que comienza el día 17, pero la orden no está dada.
Por otro lado, el embajador talibán en Islamabad, el 'mulá' Abdul Salam Zaeef, denunció de nuevo las «atrocidades» cometidas por Estados Unidos contra el pueblo afgano, y reiteró que ha capturado a varios ciudadanos estadounidenses desde que comenzaron los bombardeos. Dijo que 21 civiles, incluidos niños y mujeres, murieron el miércoles a causa de los bombardeos sobre Kandahar, al sur del país, y condenó los daños infligidos a la presa de Kajiki y la planta hidroeléctrica de Kajaki, en la sureña provincia de Helmand, y que provee de electricidad a las de Kandahar y Lashkarga. «Los daños causados en la presa ponen en peligro la supervivencia de unas 75.000 familias», manifestó el embajador talibán.
Por otra parte, la cadena estadounidense Fox News informó ayer de que los organismos de investigación de EE UU están tras la pista de los posibles contactos de Al Qaeda para adquirir material radiactivo en Colombia para un posible ataque nuclear. El informe de inteligencia sustenta sus investigaciones en la interceptación de varias llamadas desde Afganistán hacia Sudamérica, en particular hacia Colombia, según explicó la cadena. «Los investigadores del Gobierno de Estados Unidos interceptaron un comunicado que indica que grupos terroristas con relación a Bin Laden están contrabandeando con material radiactivo desde Bogotá», comentó la Fox.