El Gobierno de Estados Unidos propuso ayer restringir las normas de inmigración para evitar la entrada al país de terroristas extranjeros. A pesar de que insistió en que no se frenará la inmigración, la Casa Blanca quiere controlar más a los extranjeros que quieran entrar al país, tanto para estudiar como para trabajar, a fin de identificar a posibles terroristas antes, así como a los que ya pudieran estar en EE UU.
Entre los capítulos que se van a endurecer figura el de los visados para estudiantes, de los que cada año entran a EE UU unos 600.000, y actualmente no se controla si realmente asisten a los centros educativos en los que fueron admitidos. «Si una persona solicita un visado de estudiante y lo consigue, queremos estar seguros de que realmente lo usa» y asiste a las escuelas y universidades, dijo Bush. Ello significará que «vamos a empezar a hacer muchas preguntas que antes no se hacían», añadió el presidente.
Bush también anunció la creación de una fuerza especial para identificar a posibles sospechosos de terrorismo, con el fin de negarles la entrada al país y, si ya estuvieran dentro, detenerlos, juzgarlos o expulsarlos.
Bush dijo que «el país debe continuar en alerta», porque «nuestros enemigos siguen odiándonos». El Consejo de Seguridad del Territorio Nacional fue creado tras los atentados terroristas del 11 de septiembre, que causaron más de 5.000 muertos y desaparecidos.