El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció en una declaración televisada a la nación que «las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han comenzado los ataques a campos de entrenamiento de terroristas, e instalaciones militares del régimen talibán», debido a que éste no ha respondido a las peticiones de Estados Unidos. El mandatario explicó que el objetivo es «acabar con el uso de Afganistán como base terrorista y dañar la capacidad militar del régimen talibán», subrayando que los objetivos son los terroristas y los talibán, no el pueblo afgano, con el que se comprometió a seguir enviando ayuda humanitaria.
«Hicimos unas peticiones claras a los talibán, y ninguna de estas peticiones fue respondida. Ahora los talibán pagarán el precio», afirmó el presidente desde la Casa Blanca. Los objetivos de estos primeros ataques son «campos de entrenamiento de terroristas e instalaciones militares del régimen talibán». El presidente calificó de «nuevo frente de la guerra contra el terrorismo» las acciones militares iniciadas.
Los objetivos de esta acción son «acabar con el uso de Afganistán como base de operaciones de terroristas y mermar la capacidad militar del régimen militar». Pero «Estados Unidos es un amigo del pueblo afgano», según el presidente Bush, «el pueblo oprimido de Afganistán va a conocer la generosidad de América y sus aliados. «Al mismo tiempo que atacamos objetivos militares, también mandaremos comida, medicinas y provisiones, para los hambrientos y sufridos hombres, mujeres y niños de Afganistán».
El presidente reiteró su mensaje de solidaridad con el mundo árabe y musulmán, «EE UU es amigo de 1.000 millones de musulmanes en todo el mundo, somos enemigos de los que apoyan el terrorismo, y de los bárbaros criminales que profanan una gran religión, asesinando en su nombre».