Autoridades de la milicia integrista islámica talibán, en el poder en Afganistán, detuvieron ayer a una periodista británica del «Sunday Express» que entró ilegalmente en el país, informó la agencia de noticias privada con base en Pakistán Afgan Islamic Press. De acuerdo con dichas fuentes, Yvonne Ridley fue arrestada cuando se hallaba a unos quince kilómetros de la frontera con Pakistán, en el distrito de Daur Buba, y le confiscaron la cámara que llevaba.
La informadora iba acompañada por dos guías y vestía un 'burka', vestimenta que cubre a las mujeres de los pies a la cabeza con una rejilla a la altura de los ojos para ver, y que es obligatoria en todo el territorio afgano bajo control talibán. Recientemente los talibán habían expulsado de la capital afgana a la corresponsal de la BBC, uno de los pocos medios de comunicación extranjeros que tiene una oficina permanente en Kabul, alegando que su información era imparcial.
Pero días después de los atentados terroristas en Washington y Nueva York, y ante el temor de un ataque militar de los EE UU si los talibán no le entregaban al principal sospechoso, los talibán pidieron a todos los extranjeros que salieran del país. El régimen de Kabul alegó que no podía garantizar su seguridad y forzó a todos los extranjeros a abandonar Afganistán, incluidos periodistas, cooperantes de organizaciones no gubernamentales, del Comité Internacional de la Cruz Roja y de organizaciones internacionales como la ONU.
Reporteros sin Fronteras (RSF) protestó ayer en una carta al ministro de Exteriores de los talibán, Mulvi Wakil Ahmad Motawakil, por el arresto de la periodista británica y pidió su liberación y la de sus dos guías. «La periodista sólo estaba ejerciendo su derecho de informar a la opinión publica internacional sobre la situación dentro de Afganistán», escribió el secretario general de la organización defensora de la libertad de prensa, Robert Ménard.