El presidente del fabricante francés de electrodomésticos Moulinex-Brandt, Patrick Puy, anunció ayer la suspensión de pagos del grupo. «Moulinex acaba de ponerse bajo la protección de la administración judicial», manifestó Puy, en una conferencia de prensa celebrada en la sede de la empresa en París. Puy puntualizó, no obstante, que la liquidación del grupo «no se contempla, por el momento». «Hemos presentado nuestra demanda de suspensión de pagos en el Tribunal de comercio de Nanterre, que debe decidir sobre el dossier», precisó Puy, quien se mostró optimista sobre el futuro del grupo, ya que «hay muchas posibilidades de recuperación total o parcial» de la actividad.
«Moulinex y Brandt son dos joyas que suscitarán el interés» de posibles compradores, subrayó Puy. La decisión motivada por las altas deudas (766 millones de euros a finales de 2000, 127.451 millones de pesetas) del fabricante de electrodomésticos ha sido adoptada por el consejo de administración, que debía pronunciarse hoy sobre la financiación del grupo y el plan de reestructuración. Este plan prevé el despido de unos 4.000 de los 21.000 trabajadores de Moulinex-Brandt, de ellos 1.500 en Francia, y el cierre de seis fábricas (31 en el mundo), de ellas tres en territorio francés.
«El consejo de administración ha constatado el fracaso de las negociaciones» con el grupo italiano El.fi (accionista principal de Moulinex) sobre el plan de financiación y, por ello, «ha adoptado medidas conservadoras que se imponen para la seguridad de la empresa», indicó Puy. El presidente de Moulinex explicó que el pasado día 24 se había alcanzado un principio de acuerdo entre los bancos y el accionista principal de la empresa sobre el plan de reestructuración, pero que el grupo italiano dio marcha atrás.
Moulinex anunció ayer desde Barcelona que la supresión de empleos no afectará a los 800 trabajadores que la compañía tiene en España. Moulinex cuenta en España con dos plantas industriales en Urrieta (Guipúzcoa) y Barbastro (Huesca) y tiene su sede central en Barcelona.