El Banco Central Europeo (BCE) no sorprendió ayer a los mercados y, de acuerdo con las expectativas, decidió mantener los tipos de interés en el actual 4'5 por ciento. La reunión, celebrada por teleconferencia y sin rueda de prensa posterior, fue la última del máximo órgano rector de la entidad antes de la pausa estival.
Para los expertos, el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación, que se aceleró en junio un 6'1 por ciento, frente al 5'1 por ciento de mayo, fue definitivo en la decisión del banco europeo, ya que este indicador es utilizado para predecir la inflación futura.
Aunque el Indice Armonizado de Precios al Consumo (IAPC) de la eurozona bajó el pasado mes de julio hasta el 3 por ciento, frente al 3'4 por ciento del mes anterior, la inflación sigue superando ampliamente el 2 por ciento fijado como tope por la entidad europea por lo que opta por la cautela.