Previamente, la radio estatal había indicado que se trataba de un atentado con un coche-bomba. El kamikaze descendió de un vehículo tipo Opel o Renault color verde que escapó y se acercó a la estación, donde hizo estallar la bomba que portaba consigo. Tras el atentado, perpetrado por la Yihad Islámica, que reivindió el acto mediante un comunicado, la policía, con la ayuda de un helicóptero, inició una persecución para detener a las personas que viajaban a bordo del turismo.
Por su parte, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, acusó del atentado a Yasir Arafat y anunció que el ejército israelí tomará medidas ante el antentado. En cuanto a los heridos en la explosión, dos de ellos de gravedad, fueron trasladados al hospital Hillel Yaffé de Hadera (norte). Importantes fuerzas policiales y decenas de ambulancias llegaron al lugar del atentado, que se produjo cuando una multitud de personas se aprestaba a tomar el tren. Todo el sector fue acordonado y prohibida la circulación, indicó la radio, citando fuentes policiales.
Se trata del primer atentado mortal en Israel desde el atentado suicida en la puerta de una discoteca de Tel Aviv el pasado 1 de junio, que provocó la muerte de 22 personas, entre ellas el kamikaze. Dore Gold, consejero del primer ministro israelí, Ariel Sharon, indicó que Israel consideraba a Arafat responsable del atentado suicida y acusó a sus fuerzas de participar en una «coalición terrorista».
Por su parte, el portavoz de Sharon, Raanan Gissin, afirmó a la radio israelí que este atentado es «la prueba de que Yasir Arafat (el presidente de la Autoridad Palestina) no ha cambiado de política. Es lamentable que este atentado tenga lugar al día siguiente de una reunión de Arafat con Shimon Peres», el jefe de la diplomacia israelí, en El Cairo, auspiciada por el presidente egipcio Hosni Moubarak. El atentado de Binyamina se produjo poco antes de la ceremonia de inauguración en Jerusalén de los Juegos Macabeos, los juegos olímpicos del mundo judío. Estos últimos días, las fuerzas de seguridad israelíes habían sido colocadas en estado de alerta previendo una eventual oleada de atentados. Un alto el fuego, concluido bajo el auspicio de Estados Unidos, está teóricamente en vigencia desde el pasado 13 de junio.