Los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, mostraron la imagen de un primer contacto amistoso durante su encuentro en el Castillo de Brdo, cerca de Liubliana, la capital eslovenia, sin esconder, sin embargo, su principal desacuerdo, que sigue siendo la defensa antimisiles.
Los dos líderes quisieron mostrar durante esta cumbre que duró tan sólo poco más de dos horas, su voluntad de construir una relación de confianza. «Las diferencias de nuestras posiciones, no son realmente fundamentales, de naturaleza global; no hay nada que no pueda solucionarse», declaró Putin durante la rueda de prensa final.
Bush y Putin repitieron constantemente esta frase durante los últimos días, durante su gira europea: «EE UU y Rusia no son enemigos», «nuestros países tienen intereses comunes y compartimos importantes responsabilidades», aseguró el presidente estadounidense.
«Le dije al presidente Putin que necesitábamos un acercamiento para una nueva era, un acercamiento que proteja a la vez a nuestros pueblos y desarrolle una nueva actitud en materia de defensa antimisiles», afirmó Bush.
Pero el líder ruso reafirmó la posición inquebrantable de Rusia. «Partimos de la idea de que el tratado antimisiles ABM de 1972 es la piedra angular de una arquitectura mundial de seguridaD internacional», afirmó. La revisión de este tratado es indispensable para iniciar el proyecto de escudo antimisiles de Estados Unidos. A pesar de todo, el presidente ruso tampoco cerró la puerta a un diálogo sobre las «nuevas amenazas» que, según los estadounidenses justifican el desarrollo de tal sistema.
Esfuerzos por demostrar las buenas relaciones entre
ambas administraciones
Los presidentes de EE UU, George W. Bush, y de Rusia, Vladimir
Putin, se esforzaron al término de la cumbre que celebraron en el
día de ayer en Eslovenia en destacar que se entienden bien y que
comparten valores políticos y personales. En el castillo de Brdo, a
unos 30 kilómetros de Liubliana, George W. Bush y Vladimir Putin
hablaron durante más de dos horas, en dos encuentros distintos, y
pasearon distendidos ante las cámaras, que pudieron captar
sonrisas, pulgares levantados y apretones de manos. En el rato que
las cámaras de televisión pudieron tomar imágenes de su entrevista
en el interior del castillo, se les vio sentados muy cerca, frente
a frente, y casi tocándose. La primera buena impresión se confirmó
en la conferencia de prensa posterior a la reunión, en la que
George W. Bush anunció que ha invitado a Vladimir Putin a visitar
EE UU en el último trimestre del año y que él viajará a Moscú, en
una cita a la que no puso fecha.