Las fuerzas yugoslavas comenzaron ayer a desplegarse, bajo la supervisión de la OTAN, en el sector del sur de Serbia que ocupaba desde hacía 16 meses la guerrilla albanesa del Ejército de Liberación de Presevo-Medvedja-Bujanovac (ELPMB) antes de deponer las armas a principios de esta semana. Pese a anunciar Belgrado que no atacaría a no ser que fuera atacado, la ofensivo se inició y dejó ayer al menos diez civiles muertos. Las unidades militares de Belgrado emprendieron la operación en el sector B de la zona de seguridad, limítrofe con Kosovo y situado en los altos de Presevo. Varias columnas de carros de combate T-55 y transportes de tropas se pusieron en movimiento hacia las colinas de la zona de seguridad para apoyar a unos de 4.000 militares y policías implicados en la operación.
Las fuerzas yugoslavas penetraron simultáneamente en cinco ejes de la parte norte y sur del sector B "con una superficie total de 300 kilómetros cuadrados", que hasta hace sólo una semana era considerada la zona más conflictiva a causa de las actividades de la guerrilla independentista albanesa. En cualquier caso, aunque las fuerzas yugoslavas no esperan ninguna resistencia importante en la zona, amparados en el acuerdo de desmovilización general firmado el pasado lunes por el ELPMB "tres muncipalidades del sur de Serbia con fuerte presencia de población albanesa" bajo el patrocinio de la OTAN, no se excluyen episodios «individuales» de provocaciones por parte de algunos extremistas; asimismo, las minas plantadas sobre el terreno por los milicianos albaneses suponen otro motivo de preocupación para los mandos militares.
El despliegue de las fuerzas yugoslavas tiene lugar en el último sector de la zona de seguridad establecida por la OTAN en junio de 1999 entre Kosovo y el resto de Serbia, que hasta ahora le había sido vetada. La zona de seguridad fue puesta en marcha para impedir a las fuerzas de Belgrado "por entonces comandadas por el que fuera presidente Slobodan Milosevic" encontrarse con la Fuerza Multinacional de la OTAN (KFOR) desplegada en Kosovo.
Por su parte, el secretario general de la OTAN George Robertson, declaró ayer que espera que «el éxito en la desmilitarización y en el regreso a la paz en el sur de Serbia» sea «un importante ejemplo para otros grupos armados de la región, especialmente los de la Antigua República Yugoslava de Macedonia», ya que, en su opinión, «el camino de la violencia está condenado al fracaso».