Tras ser durante tres años fugitivo de la Justicia, Sirven, de 74 años, podría salir de Filipinas hoy en un avión especial enviado por las autoridades francesas, dijeron fuentes del departamento de Inteligencia. Sirven, juzgado actualmente en rebeldía junto al ex ministro francés de Asuntos Exteriores Roland Dumas y otros inculpados por el escándalo de las comisiones ocultas de Elf, fue detenido a primera hora de la tarde de ayer en Tagaytay, un centro turístico al sur de Manila, y su pasaporte fue cancelado.
El anuncio de la detención del ciudadano francés fue hecho por la Comisaria Filipina de Inmigración, Andrea Domingo, quien indicó que las autoridades filipinas recibieron un aviso de la Policía de Hong Kong. «Ya he firmado el sumario de la orden de deportación y será entregado a la Policía francesa», afirmó Domingo durante una rueda de prensa. La comisaria agregó que Sirven es un «fugitivo muy importante» y que sus presuntas actividades ilegales podrían implicar a miembros del Gobierno francés. Sirven, que fue trasladado tras su detención al Ministerio filipino de Justicia, declaró a los periodistas que es inocente de las acusaciones que pesan sobre él y estimó que su detención se debe a intereses políticos.
La detención de Sirven se produjo poco después de la de su conductor, el filipino Roberto Arrasa, cuando llegó al aeropuerto de Manila en un vuelo procedente de Hong Kong. El que fuera responsable de la filial suiza de Elf (EAI) a principios de los años 90 ha asegurado en el pasado que tiene información para «hacer saltar veinte veces la República» francesa.
El arresto de Sirven, también apodado «el hombre que sabía demasiado» o el «virrey» de Elf de 1989 a 1993, cayó como una bomba en Francia y su comparecencia ante los jueces puede hacer temblar a más de uno, dados los secretos que parece haber cosechado a lo largo de los años en los que fue el «hombre en la sombra» de la poderosa petrolera. Las increíbles disfunciones que retrasaron la difusión del primer mandato internacional de arresto contra Sirven en los países de Interpol, la obtención de su falso pasaporte y su éxito en eludir los cercos policiales levantaron sospechas de que había interesados en que no revelase incógnitas sin dilucidar.