Clinton y el fiscal especial Robert Ray anunciaron ayer un acuerdo que evitará que el presidente pueda ser acusado tras dejar la Casa Blanca por perjurio u obstrucción a la justicia, lo que cierra definitivamente las investigaciones contra él. A cambio, Clinton reconoció, en un comunicado, que mintió bajo juramento cuando dijo, en la declaración sobre el caso Paula Jones de enero de 1998, que no había mantenido relaciones sexuales con Monica Lewinsky.
«Intenté trazar una línea muy fina entre una actuación legal y un testimonio falso, pero ahora reconozco que no cumplí ese objetivo y que algunas de mis respuestas a preguntas sobre Lewinsky fueron falsas», dice el comunicado leído por el portavoz de la Casa Blanca, Jake Siewert. El portavoz recordó que Clinton intentaba ocultar una relación estrictamente personal que había terminado un año antes, y que intentaba proteger a su familia del escándalo.
Con el anuncio, Clinton mantuvo el protagonismo hasta el final mismo de su presidencia, que concluye hoy, y puede dejar la Casa Blanca libre del fantasma de cualquier acusación penal. Clinton «quiere dejar todo esto detrás, empezar desde cero su nueva vida», explicó el portavoz Siewert. El acuerdo, que fue forjado entre bastidores por Ray y el abogado del presidente, David Kendall, permite un «cierre definitivo» de los problemas legales del todavía inquilino de la Casa Blanca.
Bill Clinton llegó a la presidencia con la sombra del escándalo inmobiliario Whitewater, para el que se nombró un fiscal especial hace seis años. El segundo fiscal, Kenneth Starr, asumió otras investigaciones sobre el presidente, como los llamados «travelgate» (despido de los empleados de la Oficina de Viajes de la Casa Blanca) y «filegate» (uso indebido de los expedientes del FBI sobre antiguos funcionarios republicanos).
Al final, todos los escándalos se han cerrado sin acusaciones contra Bill Clinton o su esposa. La denuncia de Paula Jones por acoso sexual fue archivada por la juez que siguió el caso. El único juicio que ha habido fue el político que le siguió el Senado, quien lo absolvió en febrero de 1999 de las acusaciones de perjurio y obstrucción a la justicia.