Varios países europeos tuvieron que anunciar ayer medidas para hacer frente a la alarma social creada por el «síndrome de los Balcanes», pero la OTAN y la Unión Europea no lograron un consenso sobre la cuestión. El Gobierno británico defendió la permanencia en sus arsenales de munición con uranio empobrecido -sospechosa de producir el síndrome- al tiempo que anunció que se sumaba a la larga lista de países que hacen revisiones médicas a sus soldados que están o hayan estado en los Balcanes.
En una reunión de la OTAN ayer en Bruselas, Italia, con el apoyo de Alemania y Bélgica, entre otros, propuso infructuosamente imponer una moratoria a esta munición, a la que se opusieron Estados Unidos y el Reino Unido. Lo único en que coincidieron todos fue en la necesidad de investigar la posibilidad de que el uso de munición con uranio empobrecido en los bombardeos de la OTAN sobre Bosnia en 1994 y 1995 y la nueva Yugoslavia en 1999 esté detrás de los recientes casos de leucemia entre soldados que estuvieron posteriormente destinados allí.
El primer ministro de Suecia, Goran Persson, cuyo país preside este semestre la Unión, dijo en Estocolmo que la UE trata de encontrar «bases científicas claras» que le permitan actuar en relación con el llamado «síndrome de los Balcanes». La presidenta del Parlamento Europeo, la centrista francesa Nicole Fontaine, expresó su preocupación «por las informaciones concordantes relativas a los efectos terriblemente nefastos que tendría el uranio empobrecido sobre la salud» y reclamó a la UE y la OTAN que «hagan toda la luz» sobre el asunto.
La controversia fue alimentada por la información, publicada en el diario neoyorquino «New York Times», de que al término de los bombardeos a Yugoslavia y al comienzo del despliegue de la OTAN en Kosovo, la cúpula militar de EE UU envió una «advertencia» a sus aliados sobre el peligro de contaminación en sitios alcanzados por proyectiles con uranio empobrecido y aconsejó determinadas precauciones.