La firma del tratado para crear un Tribunal Penal Internacional (TPI) por parte de la administración Clinton trajo ayer una andanada de críticas del Congreso y de una docena de ex secretarios de Defensa y de Estado, además de ex jefes de la CIA. El senador Jesse Helms, republicano de Carolina del Norte y presidente del Comité de Relaciones Exteriores, afirmó que «la decisión de Clinton de firmar el tratado de Roma (para la creación del TPI) es tan indignante como inexplicable».
Si Estados Unidos se suma al tratado, el TPI tendrá competencia para juzgar a soldados estadounidenses por presuntos crímenes cometidos en el extranjero. Ahora, los miembros de las fuerzas armadas de EE UU pueden ser procesados sólo por tribunales militares de su país.
El Tratado de Roma, que han firmado 136 países, estipula el establecimiento de un tribunal que juzgará los crímenes de guerra y abusos contra los derechos humanos en el ámbito internacional. Hasta ahora han ratificado el tratado 25 países, de los 60 que deberían hacerlo para que entre en vigor el TPI. «Tengo un mensaje para el presidente saliente», agregó Helms. «Esta decisión no sobrevivirá». «Haré que la anulación de esa decisión sea una de mis prioridades más altas en la nueva sesión del Congreso», dijo Helms.
Helms y el senador republicano de Virginia John Warner, quien preside el Comité de Fuerzas Armadas, enviaron una carta al secretario de Defensa, William Cohen, en la cual calificaron la firma del tratado como «un error monumental». El tratado debe ser ratificado en el Senado y su suerte es incierta bajo la administración que inicia el 20 de enero el presidente electo George W. Bush, quien ya ha expresado su oposición a un tribunal internacional.