En primer lugar, los palestinos pidieron «aclaraciones» sobre el plan al presidente estadounidense y más tarde, poco antes de que se reuniera la plana mayor de la OLP, uno de sus más destacados representantes, el ministro de Información Yaser Abed Rabbo, consideró «inaceptables» las propuestas estadounidenses. Clinton ofreció su plan de paz de palabra y no existe ningún documento escrito sobre el mismo.
De esta forma quedan minadas las aspiraciones de Clinton de aparecer en los libros de Historia como el artífice de un acuerdo de paz antes de que finalice su mandato. Y si sus pretensiones se hacen realidad, será con matices. En lo que a los israelíes se refiere, Barak, recientemente supeditó la respuesta israelí a la palestina, dentro de la campaña del primer ministro dimisionario que pretende convertir los comicios especiales del próximos 6 de febrero en un «referéndum sobre la paz».
La reunión entre el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yaser Arafat, hoy, durante su visita a la localidad egipcia de Sharm el-Sheij para entrevistarse por separado con el presidente Hosni Mubarak, está aún pendiente de concretar. Así lo informó en la tarde de ayer la radio estatal israelí y lo había dado a entender poco antes el ministro palestino de Administración Local, Saeb Erekat.
Aparentemente, sólo durante la visita que efectúen hoy Barak y Arafat a Sharm el-Sheij -donde ambos han fijado reuniones por separado con el presidente egipcio, Hosni Mubarak- se sabrá si, en efecto, los dos primeros también se entrevistarán entre sí, como se había anunciado ayer mismo. Tanto Barak como Arafat tienen reparos a muchos de los puntos del plan Clinton, entre ellos el de la soberanía sobre el Muro de las Lamentaciones y sobre el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas del casco antiguo de Jerusalén Este. Y también en lo que respecta al problema de los refugiados palestinos, las fronteras definitivas, el futuro del valle del Jordán (Cisjordania) y un eventual anuncio sobre el fin del conflicto palestino-israelí en el momento de la firma de un tratado definitivo de paz.