En las reuniones previstas para hoy martes, presididas por el embajador de EE UU para Oriente Medio, Dennis Ros, por separado y con un formato todavía no determinado, no se esperan avances importantes hacia el proceso de paz ni tampoco que haya un cese de hostilidades definitivo. Las conversaciones siguen a un fin de semana de intenso diálogo entre israelíes y palestinos, de resultados inciertos, pues, mientras los primeros expresaron optimismo sobre la posibilidad de reanudar pronto las negociaciones de paz, los segundos se mostraron bastante más escépticos. Del éxito de estas negociaciones dependerá que haya una reunión, en los próximos días, entre las tres partes y que sea al más alto nivel.
El ministro de Asuntos Exteriores, Shlomo Ben Amí, y el jefe del Gabinete del primer ministro, Guilad Sher, dirigen la delegación de Israel, mientras que la palestina está encabezada por su principal negociador, Saeb Erekat; el ministro de Información, Yaser Abed Rabo, y el jefe de seguridad palestino en Gaza, Mohamed Dahlán.
Para Erekat, «hablar de negociaciones o de cumbre (entre el líder palestino, Yaser Arafat, y el primer ministro dimisionario israelí, Ehud Barak) antes de que Israel ponga fin a la ocupación no es otra cosa que optimismo sin fundamento». Recalcó que, para que haya negociaciones directas entre ambos, «Israel tiene que poner fin a la agresión y al sitio. No haremos la paz a cualquier precio».
En lo que sí están de acuerdo las dos partes es en que en el presidente de EE UU, Bill Clinton, a quien quedan 33 días de mandato, tienen su principal ayuda, pues ya ha señalado su disposición a dedicar lo que le queda de Presidencia en favor de la paz en Oriente Medio. Si la diplomacia estadounidense tiene éxito en los próximos días, Clinton vería cumplida una de sus metas de gobierno y también una de sus ideas más acariciadas y a la que más tiempo ha dedicado: pasar a la Historia como el presidente de EE UU que logró la paz entre los eternos rivales de esa región.