Tras los acuerdos de principio sobre el tamaño de la futura Comisión Europea, las cooperaciones reforzadas o la reducción de los temas en que los Estados pueden ejercer su veto, quedaba el «hueso» del reparto de poder en una futura Unión de 27 miembros, al haberse opuesto Portugal y Bélgica a la fórmula presentada por la presidencia francesa de la UE. Los Quince tienen «un acuerdo provisional» sobre el conjunto del paquete, con la excepción del crucial reparto de votos en el Consejo de Ministros y la composición del Parlamento Europeo.
Portugal rechazó frontalmente como «fuertemente desequilibrada» en favor de los países «grandes» (más poblados) la fórmula que le concede once votos en el Consejo de Ministros, donde se toman las decisiones, mientras que otorga 28 a España, y 30 cada uno a Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. El primer ministro portugués, Antonio Guterres, se refirió ayer a la vecindad con España al declarar que Portugal lleva «ocho siglos y medio de reafirmación nacional en la península».
Bélgica dijo que no podía aceptar que Holanda, su vecino, tuviera un voto más en el Consejo (12 frente a 11). «Todos los elementos de un acuerdo están sobre la mesa y llegará la hora de la verdad», había dicho a media tarde el ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici.
El acuerdo aún parcial sobre el «paquete» provisional se fraguó al precio de dejar sin precisar la fecha para reducir el tamaño de la Comisión Europea y de excluir la defensa, por insistencia del Reino Unido, de las cooperaciones reforzadas, mecanismo que permitirá a grupos de países avanzar más deprisa en la integración. Los líderes, además, llegaron a un acuerdo de principio sobre la extensión de las decisiones por mayoría cualificada que, de hecho, consolida el derecho de veto en áreas sensibles como la fiscalidad (Reino Unido), la política social, la cohesión (España) o el comercio exterior en materia cultural o audiovisual (Francia).