El VIII Consejo de ministros de Exteriores de la OSCE concluyó ayer en Viena con abiertas acusaciones a Rusia por incumplir sistemáticamente los compromisos adquiridos hace un año en Estambul sobre los conflictos chechén, moldavo y georgiano. La reunión concluyó de manera casi escandalosa, al cabo de dos días de arduas negociaciones y con cuatro horas y media de retraso, con la delegación de Moscú indignada por las críticas.
Mientras, la presidencia austríaca de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) era apoyada verbalmente por las delegaciones de EEUU y la Unión Europea, recitando la lista de incumplimientos rusos. La postura de intransigencia de Rusia, que fue acusada por la falta de progreso en la solución de los conflictos de Chechenia, Moldavia y Georgia, hizo que fracasara el intento de formular una declaración final de la reunión.
Lo único positivo que ofreció la reunión fue la constatación de la democratización de los Balcanes y el retorno de Yugoslavia a la OSCE a la vista de que los conflictos en el sudeste europeo se encuentran ya en una vía de solución. La OSCE volvió su mirada en la reunión de Viena hacia los graves problemas en las repúblicas y regiones del antiguo territorio soviético, en el Cáucaso.