El Parlamento israelí (Kneset) aprobó ayer, lunes, en tercera y última lectura, una ley que «blinda» los límites de Jerusalén e impide que los Gobiernos de este país puedan ceder parte de la ciudad a los palestinos sin el apoyo de al menos 61 diputados de la Cámara. El proyecto de ley, presentado por el diputado del bloque de derechas Likud, Iehoshúa Matza, fue respaldado por 84 de los 120 diputados del Parlamento, mientras que en contra se manifestaron los diez parlamentarios árabes y los del frente pacifista Méretz.
Los 30 diputados del Partido Laborista votaron a favor de la ley porque uno de los diputados árabes la había declarado la semana pasada «moción de censura» contra el Gobierno del primer ministro, Barak. Las limitaciones que la nueva ley impone a los gobiernos de Israel afectan al perímetro municipal de Jerusalén, e incluye el sector oriental que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado.
Por otra parte el comienzo del Ramadán, sagrado para los musulmanes, cuando está a punto de cumplirse el segundo mes de la «intifada de Al Aqsa», que los palestinos se proponen continuar hasta liberar todas sus tierras ocupadas por Israel. El Ramadán es un mes de sacrificio y purificación personal durante el cual los creyentes no pueden comer, beber, fumar o mantener relaciones sexuales durante las horas del día. Este año viene marcado en el mundo musulmán por la solidaridad con el pueblo palestino.
Pero el Ramadán despierta temores en los organismos de seguridad israelíes. El Servicio General de Seguridad de Israel (el secreto «Shin Bet» o «Shabak», según sus siglas en hebreo), advirtió de la posibilidad de que «grupos integristas palestinos aprovechen la causa sagrada del Ramadán para lanzar una ola de atentados suicidas».