La UE celebró ayer en Biarritz el regreso «a la familia europea» de la nueva Yugoslavia representada por su flamante presidente, Vojislav Kostunica, al que los líderes de los Quince ofrecieron su apoyo.
Los jefes de Estado o de Gobierno de la UE expresaron su «gran alegría» de que Yugoslavia haya emprendido el camino de vuelta al seno de las democracias europeas después de la victoria en las elecciones del 24 de septiembre de la oposición al régimen de Slobodan Milosevic.
La Unión transmitió a Kostunica un doble mensaje: recibirá ayuda urgente y contará con el tiempo que necesite para aplicar las reformas que permitan que su país adopte los usos y costumbres normales en las democracias europeas.
El presidente yugoslavo viajó a Biarritz sin contar aún con un acuerdo que resolviera la amenaza que, para las intenciones democratizadoras de Kostunica, tiene la persistencia de un Gobierno de Serbia dominado por el partido de Milosevic.
Los Quince no hablaron sobre el futuro de Milosevic en el almuerzo «muy emotivo» que compartieron con Kostunica, quien declaró que el ex presidente «no tiene futuro político» en Yugoslavia «y de eso se da cuenta él mismo cada día que pasa».