En una intervención televisada a todo el país, en la que también estaba presente el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Shaul Mofaz, Barak reiteró que «Israel no negociará la paz con los palestinos si sigue la violencia» y pidió a Arafat «dar una respuesta positiva al llamamiento de Bill Clinton para reanudar las negociaciones de paz».
«Hasta ahora he ordenado al Ejército contenerse, no atacar, sino sólo responder», pero advirtió que esto cambiará si continúa la revuelta palestina. «Si la semana que viene continúan los disturbios, entenderé que el proceso de paz ha acabado y daré orden al Ejército de hacer uso de todos los medios necesarios para poner fin a la violencia», aseguró. Según Barak, «la otra parte podía elegir entre la paz y la violencia, pero parece que ha optado por la violencia». El jefe del Gobierno israelí aludió también al secuestro de tres soldados en una incursión en territorio de este país de la guerrilla integrista libanesa «Hizbulá» y prometió que «no ahorraremos esfuerzos para devolverlos a casa». Tras declinar dar detalles «por razones de seguridad» sobre las intenciones de su Gobierno en este caso, avisó a los ciudadanos de que «nos espera un periodo difícil, pero confío en que saldremos más fuertes y unidos».
La frontera entre Líbano e Israel fue escenario ayer de varios incidentes entre el Ejército israelí y el movimiento chií libanés Hezbolá, apoyado por Damasco, que, entre otras acciones, reivindicó el secuestro de tres soldados israelíes y la muerte de varios más durante una emboscada llevada a cabo en la montañosa región de Shebaa, en la frontera del Líbano, Siria e Israel, ocupado por el Ejército israelí desde 1967. Como consecuencia de ello, el vicepresidente israelí de Defensa, Efraim Sneh, amenazó a Siria con represalias.
Mientras el sangriento conflicto israelo-palestino traspasa las fronteras del Estado hebreo y todas las soluciones para aplacar la situación parecían vanas, el primer ministro israelí, Barak apremió a Líbano y a Siria a poner fin inmediatamente a cualquier actividad hostil en la frontera norte de Israel.