Mucho más seguro de sí mismo y convincente de lo esperado, el republicano George W. Bush salió airoso de su primer debate en televisión con el demócrata Albert Gore, que apabulló con sus cifras y la defensa de sus propuestas.
Las primeras encuestas difundidas por las cadenas de televisión otorgaron una ligera ventaja a Gore sobre Bush, pero la corta diferencia entre ambos mantendrá la incógnita del resultado final de las elecciones presidenciales del 7 de noviembre. En la encuesta de CNN, un 48% de los entrevistados declaró que Gore lo hizo mejor y un 41% se inclinó por Bush. En el sondeo de ABC, un 42% de los encuestados dijo que Gore lo hizo mejor y un 39% indicó que Bush.
Una mayoría de analistas y expertos entrevistados por las cadenas de televisión se pronunció también por subrayar que Gore lo había hecho mejor, aunque todos destacan que Bush estuvo mucho mejor de lo previsto. Bush no sólo mantuvo la compostura, sino que se mostró seguro de sí mismo y despejó las dudas de su supuesta falta de capacitación para ocupar la presidencia de EEUU.
Gore basó su estrategia en presentarse como el defensor de la clase media, de los ancianos y las mujeres, y criticó reiteradamente las propuestas de Bush de reducción de los impuestos, que según él beneficiarían sólo a los más ricos.