Israel acusó ayer a los palestinos de haber roto un acuerdo de alto el fuego al que habrían llegado responsables de seguridad de ambas partes, mientras la ANP niega la existencia de tal acuerdo, en una jornada en que se recrudeció la violencia armada en Gaza y Cisjordania, a la vez que se extendió hasta el norte de Israel. El balance de víctimas mortales ayer fue de doce y desde que estallaron los graves enfrentamientos el jueves se eleva ya a treinta palestinos muertos, entre ellos dos niños, y un millar de heridos, mientras en las filas del Ejército y la policía israelí hay tres muertos y unos 60 heridos.
Por primera vez Israel empleó ayer helicópteros de combate para dispersar a los manifestantes. Los diputados árabes-israelíes han incrementado sus duras críticas a la actuación del Ejército, y el líder de Lista Arabe Unida, Taleb Al Sana, ha pedido que se juzgue al comandante en jefe, general Shaul Mofaz, por «crímenes de guerra contra niños palestinos inocentes».
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, hizo ayer por la tarde un llamamiento al líder hebreo Barak y al líder palestino Arafat para que reconduzcan la situación cuanto antes. Aznar habló ayer por teléfono con Barak y con Arafat y les ha instado a evitar provocaciones en los lugares emblemáticos de Jerusalén.
Mientras, el movimiento de resistencia islámica Hamas y la Yihad Islámica llamaron ayer a los palestinos a rebelarse y reclamaron a la Autoridad Palestina el cese de las conversaciones con los israelíes. «Sólo la 'yihad' (guerra santa) puede preservar los Lugares Santos de Jerusalén», proclama un comunicado de la Yihad. Por su parte, Arafat ha advertido que contempla «todas las opciones», incluida la guerra, para plantar cara a Israel, en una entrevista al diario saudí 'Okaz'.